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Valldemossa

Quedé admirado por el encanto de Valldemossa la primera vez que lo visité, y quedo admirado cada vez que lo visito. Sus calles adoquinadas y estrechas y su arquitectura antigua, rodeado todo ello de un entorno natural, puede confundir al visitante que pasea por este bonito pueblo, dándole la sensación de que se encuentra en otro tiempo.

Carrer Uetam, calle empedrada del pueblo de Valldemosa, por Luciano de la Rosa


Iglesia de Valldemossa construida en el siglo XIII, de estilo gotico y dedicada a San Bartolome. Cartuja de Valldemossa, Mallorca

Calles empedradas del pueblo de Valldemossa en Mallorca, islas Baleares

Calle de la Rosa en Valldemossa, Mallorca, Islas Baleares

Jardines del pueblo de Valldemossa, en Mallorca, islas Baleares, España

Estrecha calle empedrada en Valldemossa, Mallorca, Islas Baleares, España

Parada en el mirador de Sa Foradada - ¿Subes o bajas?

Con respecto a la vida en general, se suele asociar el término “subir” con el hecho de avanzar, tener éxitos y lograr metas; en cambio el término “bajar” lo asociamos con todo lo contrario.

¿Pero que pasaría si “bajar” significara avanzar?

Escaleras de piedra situadas en el mirador de Sa Foradada en Mallorca

Contemplando la escalera en esta preciosa foto, tomada un día en el mes de febrero, veo todo esto, porque bajando por ella llegas a un mirador llamado “Sa Foradada” (situado entre los pueblos de Valldemossa y Deiá) con unas vistas espléndidas, y es, como si se te presentara un mar de posibilidades y es allí donde te gustaría tener alas y poder volar. Has avanzado cuando terminas de bajar por esa escalera...

Mirador de Sa Foradada en Mallorca, Islas Baleares.

Entonces “bajar” no siempre significa retroceder o perder…más bien es necesario volver de vez en cuando, bajar y hacernos pequeños. Es más bien imprescindible para poder arrancar de nuevo y seguir, si hace falta, subiendo escaleras en la vida. No es por nada que se dice que la vida solamente puede vivirse mirando hacia adelante y solamente mirando  hacia atrás puede ser comprendida.

Viene a mi memoria esa sabia frase que nos dice que el camino es la meta y el destino. Porque mientras caminamos (subiendo o bajando), vivimos.

Sólo caminando, podremos avanzar. Sólo cuando nos movemos, vivimos de manera activa. Las escaleras en nuestra vida nos invitan a subir o a bajar  por ellas, pero no a dejar de movernos!! A lo sumo, nos permite hacer  una breve pausa en uno de sus peldaños para luego retomar la marcha con más fuerza.

El Archiduque Lluís Salvador no se quedó quieto. Vino de Austria a Mallorca en el año 1867 y se enamoró de la isla. Avanzaba comprando tierras, construyendo y restaurando casas señoriales. Caminaba subiendo y bajando y nos dejó una hermosa herencia como el palacio Casa de Son Marroig que se encuentra en la misma área del mirador y hoy se ha convertido en una casa-museo.

Palacio Casa de Son Marroig

Quedémonos a contemplar por un momento la belleza y la sencillez de la vida en este sitio, y demos gracias de que podemos ser parte de ella.

Una merienda y un brindis en el mirador de Sa Foradada


La ermita de Valldemossa

Subiendo desde Palma y habiendo llegado al encantador pueblo de Valldemossa, seguimos por la carretera Ma-10. Por la sierra de la Tramuntana en dirección Deiá llegamos a la altura de un restaurante llamado Can Costa frente al cual, al otro lado de la carretera, comienza a subir un camino que se adentra en el bosque de Miramar.

En la mañana de este día de finales de febrero el aire huele a limpio y a naturaleza. El campo y el bosque de pinos y encinas que bordean el camino están húmedos del rocío de la noche. En las fincas, campesinos cultivan la tierra roja, algunos juntan rastrojos que queman en pequeñas hogueras cuyo olor, al mezclarse con la brisa fresca de la mañana, evoca aromas ancestrales.

Camino de la ermita de Valldemossa

En su último tramo el camino es encauzado por antiguas paredes de piedra, y llegamos por fin a la hermosa ermita de la Santísima Trinidad, también conocida como la ermita de Valldemossa.

Patio interior de la ermita de Valldemossa donde se encuentra un pozo de agua.

Nos encontramos a unos 477 metros sobre el nivel del mar y rodeados de bosque. Apartado del ajetreo y los ruidos de la civilización este lugar tiene un encanto especial.

Joan Mir i Vallès (monje que vivió unos años como ermitaño) fundó ésta ermita en 1648, sobre las ruinas de un antiguo monasterio franciscano.

Ermita de Valldemossa, parte trasera de una de las antiguas contrucciones de la ermita

Aún hoy, una pequeña comunidad de ermitaños vive en la ermita. En un pequeño huerto muy por encima del mar, cultivan sus verduras y hortalizas.

Costa de Valldemosa y Banyalburar vista desde el mirador de la ermita de Valldemossa
Vista de la costa de Valldemossa/Banyalbufar desde el mirador de la ermita.

Sin lugar a dudas, este es un sitio para refugiarse, aunque como visitante sólo sea por un tiempo muy limitado. Un sitio para estar más cerca de nosotros mismo y del silencio que tanto necesitamos.

Azulejo en pared de piedra en la ermita de Valldemossa en el que reza la frase: Ayudenos a vivir en la paz de Dios

Preludio de primavera

A principios del mes de marzo salimos a pasear por el campo de Llucmajor, se notaba en el ambiente un cambio de aires. Preludio de una primavera próxima, podía verse ya una generosa cantidad y variedad de flores junto con muchas más que pronto despuntarían.

Llevaba puesto en mi cámara el Nikkor 35 mm f/1.8 G AF-S DX, un objetivo que me aporta tantas satisfacciones que a veces tengo que hacer un esfuerzo consciente para recordar que durante bastante tiempo estuve en la duda de si adquirirlo o no.

Estando el cielo prácticamente despejado y a aquellas horas de mediodía era mucha la luz para un objetivo tan luminoso como lo es este 35 mm, así que si quería lograr sacar fotos bien expuestas me veía obligado a aumentar mucho la velocidad de disparo y cerrar considerablemente el diafragma para de esta forma disminuir la luz que llegara al sensor de la cámara. Pero claro, esto estaba muy bien si lo que hubiera querido fotografiar fuera el paisaje ya que necesitaría bastante fondo de campo, pero mi intención era fotografiar las diferentes florecillas que íbamos encontrando por el camino y para ello pretendía usar grandes aperturas de diafragma que acentuara el enfoque selectivo en las tomas.

Flores de primavera en Llucmajor

Solventé el problema con un filtro de densidad neutra del nº 8, que me permitió abrir tres pasos más el diafragma y así poder disfrutar del desenfoque tan bonito que ofrece este objetivo.

Flores de primavera en los campos de Llucmajor

Diente de león (Taraxacum officinale)

Dimorfoteca, Matacabras, Estrella polar, Margarita del Cabo, Caléndula del Cabo (Osteospermum ecklonis = Dimorphoteca ecklonis)

Cerezo en flor en Mallorca (Prunus subg. Cerasus)

Flor de campo

Flores de primavera en el campo de Llucmajor, Mallorca

Bonitas flores de Llucmajor

Flor de campo en la primavera de Llucmajor, Mallorca

Cada estación del año tiene sus encantos, pero no cabe duda que la primavera es la estación que nos ofrece la mayor variedad de colores y tonalidades, y nos brinda, en una colorida invitación, la excusa perfecta para salir con la cámara a la naturaleza.